Mi HIjo a vuelto a casa (familia Schneider)

El joven castaño se tomaría esos pocos meses fuera del internado como un reencuentro total con toda su familia y volver a sus raíces, y procurar no volver a olvidar las mismas en lo que le quedara de vida. Y como objetivo secundario, descubrir la verdadera razón por la cual su padre había tomado la decisión de ingresarle en un internado de la capital del país. Por alguna razón, a partir de las conversaciones con su padre una idea se cruzaba por su cabeza. Su protección. No podría saber el por qué, pero estaba bastante seguro de que ése era el verdadero motivo. De todas formas lo acabaría sabiendo. Su padre le visitaba de vez en cuando, aunque el hermano de la difunta madre del quinceañero le frecuentaba incluso más, y eran muchas las veces en las cuales Bertram y Horst le visitaban a la vez. Como el propio Maximo se sentía atraído por los hombres, le era inevitable pensar que su padre y su único tío materno eran algo más que familia y que sentían el uno por el otro mucho más que cariño. Todo ello pensaba averiguarlo en su estancia. Por lo demás, sí, estaba ciertamente nervioso. Decidió vestirse de color azul oscuro, su preferido, y se subió al carruaje no sin antes despedirse de sus amigos, profesores, y cuidadores del internado. El viaje se le haría eterno, de seguro.

Pero el viaje le ayudó a tranquilizarse, a olvidar los nervios y a que realmente no tenía ningún motivo de verdadera preocupación. Llegó a los patios de la mansión, y se dispuso a bajar del carruaje. A lo lejos pudo ver a su padre, vestido de forma muy parecida a Maximo. Bueno, eran padre e hijo, después de todo. Rió cuando recibió el efusivo abrazo y le llevó en brazos hasta la entrada ▬ Me alegro de verte, padre ▬ procuró darle un cariñoso beso en la mejilla, afectuoso como siempre. Así, después, saludó a su querido tío Horst con otro abrazo. Luego, escuchó como su padre ordenaba doblar la seguridad. Muy bien, entonces había acertado de pleno en sus suposiciones. Después, todos entraron y tomaron unas tazas de aquel refrigerio que le encantaba, el té. Frente al nerviosismo de su padre, no pudo evitar reír. No podía decirle que colaboraba a menudo con la policía ▬ Tranquilo. Ahora mismo, solo quiero disfrutar de mi familia ▬ le contestó, sonriente.