Armin Sankt |ID

Armin no es una persona de muchas palabras, es más bien del tipo reflexivo y observador. No se le dan muy bien las relaciones interpersonales que vayan más allá de un trato de negocios. Tiende a actuar como un perfecto y encantador caballero,  tal como se le enseñó a ser, manteniendo en su interior  la verdad de su naturaleza. Reprime sus verdaderos pensamientos y emociones, él único instante en el que se permite dejar a un lado las apariencias en cuando toca su violín; en él vuelca toda la pasión, ira, soledad, todo aquello que con tanto ahínco guarda.

Es bastante alto, mide  1.84 metros. Posee una figura esbelta y estilizada, con músculos firmes, pero no demasiado marcados; sólo lo justo para brindarle un cuerpo que más de uno anhela poseer. Ojos de un azul profundo, y si lo observas con atención puedes descubrir en ellos todos los secretos que oculta su dueño. Largo y lacio cabello rubio. Piel un tanto pálida; su espalda está surcada por cientos de pequeñas y delgadas cicatrices. Tiene un tatuaje en su hombro derecho del que muy pocos saben

Nació en cuna de oro y hielo. Perdió a sus padres cuando apenas contaba con seis años. No fue una pérdida que realmente sintiera. Si bien ellos siempre velaron para que tuviera todo lo que un niño quisiera, así  como atentas nodrizas, encantadoras institutrices y los mejores tutores, sus padres siempre fueron una figura ausente; seres casi míticos de los que oía, ser nombrados, por los sirvientes en la mansión. Jamás recibió de ellos algún gesto de afecto.

Al quedarse solo, sus abuelos paternos se hicieron cargo de él, lo que significó una realidad totalmente diferente a la que estaba acostumbrado. Por primera vez conoció lo que era un verdadero hogar, lo que se sentía recibir una mirada de cariño, o un beso de las buenas noches. Todos esos pequeños gestos que le brindaban mucho más que los caros juguetes y ropajes con los que sus padres solían intentar llenar el vacío que dejaba su falta de apego.

El patriarca de la familia se encargó de enseñarle todo cuanto pudo de los negocios de su casta, la pareja lo cuido, mimó y enseñó con esmero. Pero nada dura para siempre, siendo el único hijo del mayor de dos hermanos se convirtió en el heredo principal de toda la fortuna familiar con sólo trece años  al morir sus abuelos en extrañas circunstancias.

Su tío, al hacerse cargo de él, intentó manipularlo , pero sus maquinaciones no surtieron efecto alguno . Su abuelo lo crío  y enseñó bien, no era ningún niño ingenuo, a pesar de su corta edad sabía muy bien cómo funcionaban las cosas.  Al principio intentó rebelarse, pero a los golpes aprendió que no era una sabia decisión. Podía tener títulos, y dinero, pero aún era un menor, siendo el albacea su tutor legal. Fingió dejarse convencer, rencores ocultos tras falsas sonrisas de cortesía. Así vivió escondido detrás máscaras de obediencia y sumisión, hizo todo lo que se esperaba de él. Pero sólo estaba aguardando el momento adecuado para contraatacar.

Cuando al fin fue el momento, hizo su movimiento.

Ya podía dejar de fingir, pero  vivió tanto tiempo de esa manera que no fue capaz de dejar caer las caretas, en el camino se perdió a sí  mismo…Desde entonces sigue viviendo en un mundo de falsas apariencias, el único instante en que  realmente es él mismo es cuando toca su amado violín.