On The Riverside - Nikolai Ivanov

Despacio...con cuidado... Sus labios no se movían ni un milímetro, repitiendo las palabras en su mente como si fueran una especie de mantra. El más mínimo error podía significar tirar todo o su trabajo a la basura, uno que le había tomado su tiempo de observación y aproximación. Inspiraba por lo bajo, intentando hacer los intervalos de respiración lo más apartados posibles, incluso lo que él mismo no era capaz de oír le jugaba en contra, su inteligencia era su mejor arma, y  un par de músculos bien entrenados, pero la otra parte tenía a las de ganar, años y años de evolución con un propósito distinto al predador. Tenía la vista clavada en el objetivo, podía notar como las largas orejas iban y venían en distintas direcciones como respuesta a cualquier sonido del entorno. Dio un paso más. Crack. Y la liebre simplemente se fue en fuga.

Lentamente bajo la mirada, encontrando la razón de su falla, una pequeña rama seca bajo su pie izquierdo se había quebrado produciendo aquél sonido característico - Tch... Necesito ser como el cazador - emitió chocando su lengua con el paladar moviendo la rama a un lado. Levantó la mano y señaló acusador en la dirección que se había ido el animal - ¡Vale! Tu ganas... esta vez - Finalizó entre dientes. Aquello era un pequeño juego que tenía ideado para pasar los ratos libres en soledad. Un ejercicio de auto superación  que ponía a toda su persona a merced de la naturaleza. Era tan sencillo como lograr acercarse a acariciar a uno de los animales salvajes que encontraba, no iba a cazarlo o hacerle daño, solo acariciarlo. Pero aquella treta requería de experto sigilo, control y concentración, debía de transformarse en un verdadero predador para alcanzar a su objetivo. Algunas veces lo lograba, y otras veces como esta, no. Sin embargo, la experiencia siempre queda grabada en esa parte interna de las personas que se asemeja más al instinto animal, y en particular sabía muy bien cómo sacarle provecho. Iba con su uniforme del instituto tras haber salido de clases, llevaba ademas de sus libros su bolsón con los materiales adecuados para internarse en el bosque. Cruzó los brazos tras su cabeza, dando pasos desinteresados ante la derrota, volviendo en dirección hacia el margen del rió.

Su andar era ligero, casi insonoro. Le sorprendió captar rápidos movimientos en la cercanía, algo que iba y venía como si buscase algo. No tenía miedo, conocía bien el bosque, él había nacido en uno después de todo, se sentía parte de si mismo, aunque claro esta no era un lugar seguro para un muchachito como él. Estaba entrenando para responder a cualquier situación bajo el manto de los árboles y hojas. Y siguió en su tarea de recolectar algunas hierbas que le serian utiles a su padre. Pero siempre alerta, sabía que alguien estaba muy cerca suyo, que aparecería en cualquier momento y esa presencia lejos de inquietarlo, le causaba comodidad y seguridad, sabía muy bien quien era la persona que se acercaba. Después de todo habían acordado de antemano encontrarse allí, el chico y el cazador. Y espero a que el hombre apareciera calculando el momento exacto en que volviera a ver el rostro del ruso en una perfecta sincronía precognitiva.